Porque la respeta, obedece.
Porque la quiere, la defiende.
Porque la ama, acepta la soledad y el abandono.
Porque tiene alma, calla.
Porque tiene vigor, aguanta.
Porque es héroe duro, vive.
Porque la verdad no la sabemos,
ni la queremos conocer, si
ya inclinamos en reverencia,
-la cabeza expuesta-
nuestro saludo admirado
al hombre de once años
ya formado, ya listo para enseñar
que cuando quieres
sin adornos,
sin vestidos,
sin palabras
todo se perdona y olvida.
Lecciones, enseñanzas, aires
de voluntad eterna.
Será mentira y tendrá matices:
es mejor así el Amor.
No existe sin grandeza.
El Amor.