Duele ver a gente valiosa e inteligente aceptando, aunque en parte, el absurdo que nos circunda, por miedo o por angustia; por equidistancia, esa lacra. O por conservar el estatus. Eso emborrona trayectorias brillantes y lógicas y eterniza el error garrafal de nuestro tiempo, que es la esquizofrenia como motor intelectual científico y casi único.
En fin, después de la locura se vuelve al camino, pero se pierden a veces años preciosos para nuestra vida, y nadie los devuelve. Se pierden.