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FRANCIA REGRESA AL CAMINO

 


Entiendo que unos miserables que se comportan como delincuentes, que gobiernan en contra de la sociedad original y la condenan a sufrir cruelmente la opresión salvaje de la violencia, inquietud y desplazamiento de su propio estilo de vida, se crean con autoridad moral de avisar de que los "otros", los cuales nada han podido hacer ni bien ni mal, son en esencia perjudiciales para la prosperidad que los susodichos criminales indecentes han destruido sin contemplaciones ni escrúpulos. Eso lo entiendo.

Pero sobre todo entiendo que los "otros" arrasen en unas elecciones donde se decide entre el abismo establecido y la esperanza de un cambio para no morir en tu propia tierra sin poder siquiera levantar la voz.

Así que por una vez me alegro de entender que, una vez visto el rostro de la malignidad, seamos capaces de rechazarlo por pura supervivencia; Francia vuelve, por una vez, a intentar recuperar la cordura.

Y nada más: que griten hasta que seamos capaces de ignorar sin esfuerzo sus espumarajos repugnantes y sus trampas sociales, juntos y por separado.