Ir al contenido principal

LAS CIUDADES MUERTAS

 


Todas estas ciudades vacías, contenedores de cuerpos insanos y mentes deformes, con el eco de la voz grosera de un Hitler, un Stalin atronando oídos desprevenidos, ensuciando la mañana, todas ellas son ingratas a Dios, que en cualquier momento se cansará y destruirá indignado y cansado de ofensas indecentes.

Insanía en la calle, deslucida civilización, pasos perdidos, llanto por doquier; esa voz del tirano abrasador que gana terreno entre la confusión ignorante y las masas sorprendidas.

Vomitad.