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EL MAÑANA PERDIDO

 

La imposición oficial de las nuevas normas de pensamiento único -que antaño eran delitos graves- no son más que un paseo suicida hacia el abismo oscuro y deprimente de la deshumanización de la persona. Suponen la abolición del albedrío individual y, por lo tanto, de la vida como experiencia única e intransferible. Es, por tanto, una ruptura irracional del curso natural de la evolución humana y las relaciones de armonía entre los miembros de las sociedades.

No vayas, no dejes que nadie vaya.