Estoy sucio y solo, Señor, pero te espero con ansia de Eternidad y no soy pues tan pequeño.
Estoy perdido y voy a tu encuentro, acabaré en tu cercanía como estaba escrito para mí y para todos.
Ven, Señor, a consolarme: el día ha llegado y voy a celebrarte como lo hicieron mis padres y los padres de mis padres. El resto está vacío. Alegría de la Noche Eterna.
Sonrisas en las oscuridad que palpita, que nace el Hombre y el Dios inacabable.
Hay ambiente de prodigio entre la buena gente.