Es evidente que la lectura no se practica con voluntad de exigencia desde hace décadas: no hay más que ver el aluvión de caspa literaria que promocionan como nueva... menos escritores, hay de todo (presentadores, políticos, nadies de redes, busconas varias,...) y en tomos gigantescos y promesas de nada, pero tampoco el comprador sabe ni quiere leer. Y cuando son escritores es casi peor.
Por lo tanto, estoy pensando en escribir mi propio libro que, por supuesto, nadie editará y nadie leerá y nadie apreciará (el lector medio en España comete 10 faltas de ortografía de cada 15 palabras, lo cual incapacita bastante para distinguir entre Unamuno y Cercas, por ejemplo) pero me permitirá poner cara de besugo posando con mi tocho, opinar estrafalario sobre la actualidad woke y, con suerte, echar una entrevista en algún medio ignoto para satisfacción de mi maltrecho ego. No es Reverte ni falta que hace, a fin de cuentas mi libro contendrá la palabra "imbécil" en bucle desde la primera página hasta la 700.
Aquí un fragmento: "Imbécilimbécilimbécilimbécilimbécilimbécil..." (Capítulo 23).
Y ya.