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Mostrando entradas de febrero, 2008

UN COMERCIAL

Hola de nuevo, amigos estándar. Siguiendo la pauta habitual de especies humanas de escombrera, hablaremos hoy mismo de los comerciales, esos individuos de edad indefinida y afanes voraces. Lo primero que hay que saber es que los comerciales se dividen en dos tipos: Graciosos y desconcertantes. Los graciosos son los vendedores máximos, carne de estadística y voz de flauta atiplada que utilizan siempre las mismas bromas y se ríen sin venir a cuento. Su alma es negra y no dudan en pisar a compañeros y amigos con tal de vender una piruleta. Guardate de ellos. Por su parte, los desconcertantes son aquéllos que una vez aceptaron un trabajo de comercial y desde entonces penan por las aguas procelosas de vender lo invendible, y cada mes es una agonía. Ambos especímenes tienen una característica común, y es que nadie les hace caso. No tienen ventajas fiscales, no tienen paro, no tienen aceptación social fuera de su círculo y, sobre todo, no tienen ni idea de porqué están sobre la tierra ni de s

CAMBIO DE LUZ

El aire se esfuma y vuelve, tiene las horas contadas; trae voces y risas absurdas. Hace frío y las nubes oscurecen la fuerza de un sol en retirada y tenemos la ciudad en sombra. ¡Cómo corren todos, afanados en desmanes y trabajos reptantes! ¡Cómo informan de las caídas y subidas de la bolsa incomprensible! Andando en cadena asentimos, porque han subido la luz y el teléfono y el gas y el pan, pero no debemos preocuparnos, estamos en occidente, donde hay de todos para todos. Luego miras arriba y es la misma luz de siempre, tan sutil que apenas come la piel, y diríase que cada cuerpo es un mundo y cada mundo no desvanece. Hay un cambio de luz que significa rearme de parejas. No hay parques donde llorar en silencio, en esta ciudad.