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Mostrando entradas de diciembre, 2009

MENTIROSO

Caen las falsedades como barro de tu boca, palabras errantes de esperanza, cuentos de nunca acabar. Sonríes cerca del búnker y apelas a la bondad, finges belleza y prometes aire, tan sano que duele. Hablar y hablar engaño, vivir en él, destrozar el tiempo a base de alargarlo como chicle, pasar revista regular, ampararse, negar, mentir, mentir hasta la naúsea. Hacer la bola gigante y recrearse en nuestra obra, sonreír, trastocar el mundo. Enseñar los dientes podridos de palabras que quieren oír, cerdos recursos de la gleba, tan sucia, tan ignorante como las ideas sueltas de odio y falsa honestidad. Habitas donde los muertos son los asesinos, y los matarifes víctimas; rompes la realidad y resucitas heridas añejas en nombre de la justicia, de la verdad, de la democracia. Dí, mentiroso ¿Dónde queda la verdad en tu discurso manido, rancio, pestilente de enorme absurdo?. Un espectro recorre Europa, mintiendo y hablando y figurando que nadie se da cuenta del vacío tras cartón que envuelve su

NUESTRA LLUVIA

Diríase que la lluvia viene a borrar nuestras huellas, a limpiar la carne y a devolver lo expulsado. Se nos cae el cielo pantanoso, húmedo y febril mientras todos los corazones se encogen, ruido de gotas breves. Todos se protegen y se esconden mientras las fuerzas máximas se expresan en el silencio de la tierra. Diríase que los días de lluvia traen en el agua la tristeza acumulada de mucho tiempo, y cada charco son las lágrimas del mundo, tan viejo que se arruga y busca rincones que ya no tiene. Qué poco cuesta desarmarnos...

POR LOS VALLES DE LAS SOMBRAS

Ahora que se nos viene encima la Navidad, con la carga emocional y espiritual que arrastra, procedo a repartir nueva estopa. No se trata de adquirir maneras de talibán cristiano ni rasgarse las vestiduras a destiempo, pues el primer pecador escribe estas líneas, y no por ello deja de reconocer su carácter quebrantador de lo que dice defender. Por si fuera poco, el daño a mí me duele y a nadie más. El último latigazo que tuve a bien largar en este blog semidesierto fue para un pequeño católico de boca llamado Bono (abajo tiene lo suyo y no ha de añadirse una coma), cuyo mal consiste en enseñar a todo el mundo que ser católico, o cristiano a secas, consiste en afirmar todo lo contrario. Bien, es una forma de ver puertas donde hay ventanas. El tipo es lerdo y ya está, alguien seguirá esas normas y el camino a ciertas brasas. Pero ahora entramos en terrenos pantanosos, puesto que un 70% del clero vasco ha pedido expresamente que su recién estrenado obispo coja los bártulos y se vaya a otra

A UN BONO CADUCADO

Parece ser que existen católicos que están por alguna razón insondable adscritos a esta religión, cuyos preceptos les parecen vomitivos y cuya moral les toca mucho el epigastrio. Estos católicos de postín profesan su propia y peculiar doctrina consistente en negar todo lo que afirman profesar. Entonces no resulta extraño que voten a favor del aborto y que sientan deseos de vomitar cuando el viejo Pinochet comulga. Con su cara de acémila brutal, el señor Bono afirma que no es un asesino como el chileno, en hermoza mescolanza churramerinera. No poco, cabrón. Una cosa es ser cristiano de bien y otra muy distinta ser un infiltrado, cuya misión última es vaciar las iglesias y aplastar desde dentro la fe. Triste es dedicar una vida a esta sucia, deprimente labor, pero más lo es tomarnos por gilipollas al resto de la grey. Señor mío, su catolicismo es, en justicia, una vergüenza para los creyentes convencidos, y una muestra aplastante de la bondad de esta religión, pues su entrada a cualquier