Un día el sol se apaga; tan sencillo como eso. Algunos llantos, algún vacío y comienza la cuenta atrás para el olvido y viento suave que se lleva las cenizas. Un tiempo precioso, eterno donde podría estar lo mejor de la vida, exactamente en la muerte. Se alcanza el centro perfecto, la mejor versión posible en el último estado; tan callado y tranquilo como un rumor de arroyo. A ti te hablo, a ti; de tus propias palabras extraigo vanidades sin fondo y posturas sin cuento. La radiación extrema de nuestro tiempo, el experto destructor del pensamiento allí donde se igualan tercas las mentes. Aprecias febril las consignas fáciles y corres... Hay tanta vanidad... Esto es del tiempo en que los corazones pequeños corrían en mundos propios, cubiertos de barro y de seguridades que no volvieron, Del tiempo de las leyendas humildes, y se quedaron en esos rincones salvajes, seguros, que guardan avaros las voces perpetuos, y que tal vez algún día devolverán al aire las risas y las bromas de ayer
Bienvenido. Aquí encontraras apuntes, bocetos e impresiones de una mente atropellada, y son fruto del momento en que fueron expresados. No hay verdades esenciales excepto las del instante concreto: por eso las mantengo. No te enfades si te hieren o parecen injustas pues seguramente lo sean de alguna manera. Aquí se quedan como hijos frustrados. Intenta disfrutar, el objetivo es que algunas palabras y frases te entretengan. Entra.