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Mostrando entradas de marzo, 2019

CUANDO VENGAS A MI

Cuando vengas, retira tu mano de mi cuello; no vengas a ahogarme, no me engañes ni repares en la ganancia que mis manos puedan proporcionarte. Dime qué ofreces, qué tienes, dime lo que yo puedo ganar con tu reinado. Cuando vengas no me ofrezcas lo que no puedes dar: ofreceme tu esfuerzo y tu capacidad. Ofreceme servicio. Aún así, recuerda que mi vida y mi cabeza valen mas que tú, para mi. Mas que tú, para mi...

CERTEZA INFINITA

No se puede vivir sin Dios. No es posible ignorarle. No valen los días igual sin la alegría de la gracia bajo su luz. No tiene sentido la vida, no tiene belleza... No se puede vivir sin Dios. Es imposible.

PERPLEJOS HORIZONTALES

Te di la mano, sí. Hablamos y reímos juntos. Pero no hay más; dentro de mi cráneo eres la nada y el vacío. No eres. Bajo el agua del río corren las palabras y gestos de los días. Bajo el cielo arden las gentes esperando tantas cosas como granos de arena. Como granos de arena se escapan del cedazo cruel de las manos, los perplejos horizontales duermen y esperan despertar al albur de cualquier día que no sea absurdo, incompleto, inestable, incapaz. Sus caras se vienen abajo nada más despertar. Así las brumas de la noche infinita.

PERPLEJOS VERTICALES

Al final he llegado hasta donde he podido. No es mucho, no es suficiente. Pero es lo justo. Las presencias se acaban. Las huellas se borran. Las palabras se olvidan. Y sólo queda el aire de un recuerdo, y el tiempo anula todo, incluso los afanes mejores. Una vez hubo una voz perpleja por aquí que ya no está, no está.