En la infancia están todos presentes, los primeros y más persistentes seres del entorno; voces y caras y olores personales y un mundo nostálgico y grande y legendario. Tantas horas de juego... En la adolescencia caen algunos, pero la mente no asocian acciones y reacciones y pasan los días entre confusión y nuevas presencias. Tantas horas gritando... En la juventud caen algunos y lo lamentas con cierto desdén, es demasiado pronto y tu mente se mueve alimentada por una corriente tormentosa de sangre que hace hervir tus ansias de vivir. Tantas horas desperdiciadas... En la madurez faltan demasiados, pero los días se esfuman entre afanes y trabajos y a cada paso del camino vas cerrando puertas hasta que sólo queda un recuerdo estanco en tu pensamiento de cada voz, cada palabra, cada silencio. Tantas horas enjaulado... Y debes aceptar que caminas solo, que vas perdiendo a cada segundo y lo que fue un día muchedumbre son ahora voces del pasado. Y llamas a la nostalgia con más frecuencia cada
Bienvenido. Aquí encontraras apuntes, bocetos e impresiones de una mente atropellada, y son fruto del momento en que fueron expresados. No hay verdades esenciales excepto las del instante concreto: por eso las mantengo. No te enfades si te hieren o parecen injustas pues seguramente lo sean de alguna manera. Aquí se quedan como hijos frustrados. Intenta disfrutar, el objetivo es que algunas palabras y frases te entretengan. Entra.