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Mostrando entradas de agosto, 2008

TE VAS

Y entonces te vas. No de golpe y gesticulando, no: poco a poco se aleja tu silueta hasta confundirse con lo lejano. Las conversaciones continúan y la bebida es consumida en el murmullo mas triste del mundo, la palabra interminable, el aire evaporando todo. Quiza se preguntan por donde paras o a quien escuchas, pero no dura el pensamiento, no es firme. Te vas y las cosas pasan por tu lado sin historia, sin firmeza. Existe un tesón para dominar el exterior y hablar contigo, contigo. Y resulta que ha pasado de todo y la historia personal apenas parpadea o repara en mil hechos tristes, y te dicen al oído que ha pasado de todo, y todo malo. Mientras, las conversaciones se enroscan en un runruneo sin fin de ideas fijas y luchas inútiles, frases repetidas, conceptos afortunados que contienen ruindad en último término, tras conceptos arruinados y salvadores como cepos del cerebro más perezoso del mundo. Me dijeron que te habías ido, con el rostro asombrado e incredúlo. Que tenías bastante y no

ES UN HOMBRE DE DIOS

El señor obispo de San Sebastián, individuo de trazos redondeados y mirada algo algo turbia, prefiere llevarse bien con sus supuestos hermanos antes que estar en contacto con la verdad y la honestidad, esto es, con Dios. Pero no son hermanos en Cristo, son gente que no conoce a Dios, o no lo comprende, o no le importa Dios. El señor Uriarte, apóstol de la única Iglesia verdadera y absolutamente clara, se pasa por el forro las enseñanzas y la luz que irradia Cristo a las almas que lo han seguido y lo siguen, y prefiere jugar a la comprensión con las bestias que no son, ni pueden ser, católicos o cristianos. Habla con las palabras sucias propias de estúpidos, e incluso, con la jerga nacida en los oscuros cubiles nacionalistas. Y resulta que es un hombre de Dios, un pastor de almas. Este tipo de indefinición que no es ni quiere ser fría o caliente, sino tibia, ya sabemos a que conduce; y sobre todo ya sabemos que lo que puede ser admisible en una persona normal en la región vasca, es abs

TANTA VIOLENCIA

El mundo y la sociedad que lo nutre viven alarmados. Tenemos la ola de violencia encima y crece la inseguridad, y la gente se pregunta si es capaz de poder llevar una vida tranquila y sin lesiones, aparentemente. Sobre este punto conviene tener en cuenta diversas matizaciones, pues diríase que estemos recibiendo palizas en cuanto pisamos la calle. En primer lugar habría que conocer cuanta gente de nuestro entorno ha sufrido o sufre episodios violentos en su propia carne, a lo que debo decir que en mi caso es cero. Luego hay que saber la tendencia actual del periodismo, especialmente audiovisual (del cual nos nutrimos la mayoría), de magnificar cualquier hecho violento que pueda estremecer al desprevenido receptor. Sólo así se explica que el miedo a sufrir una agresión sea casi respirable en las calles, algo que seguramente aprovechan los raterillos de siempre, creandose para sus fechorías una carcasa extra de salvaje destructor que les facilita la labor, pues una víctima con miedo

LA GRAN CRISIS

¡Mira! El hervidero está candente, las masas se mueven, pero no en una dirección. Si hacemos caso a nuestros maestros de bondad, deberemos dejar de beber, de fumar, de correr, de bañarnos, de reír, de conducir, de encender, de lavar, de medicarnos, de todo. Mientras la gente mira con aire neutro, los otros se apalean, violan, roban y se caen con estrépito. Es, sí, la crisis más compleja que hemos visto nunca, pues no hay capitán ni timonel ni tripulación a cargo, y así con una bombilla de bajo consumo arreglamos la crisis, conduciendo a 70 centímetros a la hora ahorraremos combustible, mil y pico funcionarios paliarán las cifras del paro, reflotando empresas podridas iremos capeando el temporal. Y, sobre todo, abortando en gran escala la gente sonríe, sonríe, sonríe. ¡Maricones, reíd! Es vuestra era, todos os miran, el mundo gira y gira a vuestro alrededor en un Chueca gigante y peliagudo. Asesinos, cargad vuestra sed de muerte, batidoras a toda máquina. Porque es el tiempo de matar, m