Y entonces te vas. No de golpe y gesticulando, no: poco a poco se aleja tu silueta hasta confundirse con lo lejano. Las conversaciones continúan y la bebida es consumida en el murmullo mas triste del mundo, la palabra interminable, el aire evaporando todo. Quiza se preguntan por donde paras o a quien escuchas, pero no dura el pensamiento, no es firme. Te vas y las cosas pasan por tu lado sin historia, sin firmeza. Existe un tesón para dominar el exterior y hablar contigo, contigo. Y resulta que ha pasado de todo y la historia personal apenas parpadea o repara en mil hechos tristes, y te dicen al oído que ha pasado de todo, y todo malo. Mientras, las conversaciones se enroscan en un runruneo sin fin de ideas fijas y luchas inútiles, frases repetidas, conceptos afortunados que contienen ruindad en último término, tras conceptos arruinados y salvadores como cepos del cerebro más perezoso del mundo. Me dijeron que te habías ido, con el rostro asombrado e incredúlo. Que tenías bastante y no
Bienvenido. Aquí encontraras apuntes, bocetos e impresiones de una mente atropellada, y son fruto del momento en que fueron expresados. No hay verdades esenciales excepto las del instante concreto: por eso las mantengo. No te enfades si te hieren o parecen injustas pues seguramente lo sean de alguna manera. Aquí se quedan como hijos frustrados. Intenta disfrutar, el objetivo es que algunas palabras y frases te entretengan. Entra.