Oigo una llamada que no puedo atender, tanta es la urgencia cotidiana. Y cada vez se distancia más y pasan días silenciosos sin el rumor en mis oídos recordandome que algún día escucharé asintiendo. Probablemente esto es el fracaso: ser incapaz de romper el camino y seguir allí donde se me requiere. Gesto común a todos. Dichosos aquellos que se estrellaron soñando en su destino, cada golpe recibido, cada fracaso, cada noche oscura. Lo cierto es que los días son mas grises y el cerebro se comprime deseando olvidar aquello que queríamos recordar siempre, a la vez que el juego de cada jornada nos engulle con ansia de bestia cruel e injusta. Al acostarme procuro evitar el frío tapándome bien y vertiendo las lágrimas lejos de las sábanas. Comer, beber, dormir mientras la llamada insiste ya sin esperanza ni fuelle, Diógenes frustado de cosas muertas, el oído atento a cualquier cosa que signifique olvidar un aviso en espera constante.
Bienvenido. Aquí encontraras apuntes, bocetos e impresiones de una mente atropellada, y son fruto del momento en que fueron expresados. No hay verdades esenciales excepto las del instante concreto: por eso las mantengo. No te enfades si te hieren o parecen injustas pues seguramente lo sean de alguna manera. Aquí se quedan como hijos frustrados. Intenta disfrutar, el objetivo es que algunas palabras y frases te entretengan. Entra.