Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2009

MALDITO

Oigo una llamada que no puedo atender, tanta es la urgencia cotidiana. Y cada vez se distancia más y pasan días silenciosos sin el rumor en mis oídos recordandome que algún día escucharé asintiendo. Probablemente esto es el fracaso: ser incapaz de romper el camino y seguir allí donde se me requiere. Gesto común a todos. Dichosos aquellos que se estrellaron soñando en su destino, cada golpe recibido, cada fracaso, cada noche oscura. Lo cierto es que los días son mas grises y el cerebro se comprime deseando olvidar aquello que queríamos recordar siempre, a la vez que el juego de cada jornada nos engulle con ansia de bestia cruel e injusta. Al acostarme procuro evitar el frío tapándome bien y vertiendo las lágrimas lejos de las sábanas. Comer, beber, dormir mientras la llamada insiste ya sin esperanza ni fuelle, Diógenes frustado de cosas muertas, el oído atento a cualquier cosa que signifique olvidar un aviso en espera constante.

AL PRINCIPIO

Si, señor, espero que su corazón crezca, que conozca lo bueno que hay en la atmósfera, que viva; que llegue más alto y más lejos que nadie, que vea y que sonría, las suaves glorias de la vida grande. Que debe llenar mi pensamiento en los días futuros, y sepa yo que el esfuerzo no ha sido en balde. Ruego a Dios que su belleza no se evapore con la primera luz, y que sepa que alguna estuve a su lado sin ofrecergran cosa, excepto mi vigilancia obsesiva y mi deseo infinito de regalar un camino tranquilo. Si, señor, será grande y hermosa, y sus pisadas estarán entre las maravillas de este mundo incierto. Buena y dulce, hermosa y perfecta.

EN LA CAJA

La estancia se recrea en sí misma; ruido eléctrico frente a nosotros, las gentes junto a la luz cegadora que no cesa de emitir. Al principio una persona, luego dos y finalmente cuatro mirando, absortos, el manantial. Y no hay más luz que la del televisor de muchas pulgadas y gran definición. Los ojos limpios acaban por enturbiarse y comienzan a brotar de los lagrimales de cada uno de los miradores oscuro fluído, que mancha sus mejillas y resbala por el rostro hasta el mentón, y luego cae en cascada, manchando los cuellos, las camisas, el sofá. Esta sangre de los ojos se reúne en el suelo y comienza a inundar el suelo, sale por la puerta y se une a la sangre que tranquilamente mana de todos los ojos televisivos del bloque de pisos, del portal, de la comunidad, del barrio, de la ciudad. Y, poco a poco, se acumula en las alcantarillas, siendo el fenómeno altamente peculiar, pues nadie repara en esto. Y los ojos sucios no dejan de soltar sangre negra, reflejo de lo que consiguen ver y ent

VAYA TEMA

Siempre he pensado que tenemos tiempo en la vida para hacer todo, pero es el tiempo el que nos tiene a nosotros para en la vida hacer nada... Y se esfuman los años así, en broma.

EL MISMO AIRE

Pues no tenemos tiempo, ni podemos sacar más de ningún lado: Así fluye el agua inabordable, inacabable, infinita de unos y de otros, de la carne y los huesos nutrientes básicos. Y a ambos lados del camino caen las gentes sin respiración y reptan hasta el instante último, tantas horas derramadas, tanto por ver y tocar, tan poco tiempo al reír. Y el sol. La luna mientras caen lagrimones de impotencia, sucios antes de llegar al suelo; reptando a ambos lados del camino. Han construído nuevas urbanizaciones que no se venden, las fuentes se derrumban. La sonrisa más falsa esconde un gran secreto acumulado por los siglos, y es que detrás del telón no hay nada, se lo van llevando los señores del servicio público, el resultado de la carne y los huesos y el tiempo y la pérdida constante. No tenemos tiempo excepto para volver la cara al calor del sol y temblar de lo que pudo ser y no fue. De lo que no es, ni será. Del tiempo imposible. Del fracaso, sin duda.