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EL MAGO SIN CHISTERA

No era una persona simpática, pero era fiel a su manera extraña; no era fácil de trato, pero era el mejor en su oficio. Si uno se pregunta cual era su estilo, su impronta, su sello, es difícil rescatarlo de sus historias. Yo pienso que todo se reduce a una cuestión de rostros poderosos y un grupo de profesionales prodigiosos porque si no, ¿qué demonios puede tener el tipo éste del parche para impresionar a su público?. De los actuales, únicamente Spielberg tiene cierto parecido, y también hay ecos del maestro en Eastwood. Los demás son otra cosa. Repetía personajes sin ruborizarse, los mismos película tras película, los rostros y las características, y sacaba lo mejor hasta de los actores mediocres. John Ford era sin duda un muro opaco que no daba claves porque todo está en sus películas, tan grandes que no caben en la cabeza y suelen alojarse en el corazón, allá donde los borrachos son simpáticos, pecadores sin maldad, y la camaradería se entiende a partir de la fidelidad y de lazos g...

FIODOR

El siglo XIX ruso es, sencillamente, la edad de oro de las letras de este país. Antes de caer en la tiniebla soviética, el desgraciado imperio engendró en su pútrido seno a una serie de escritores que justifican a una literatura nacional. Y los más grandes al frente: Pushkin, Gógol, Dostoievski y Tolstoi. Leer a éstos es comprender y amar la novela como arte y potencia del hombre. En un país absurdo e incompleto brotaron cuatro nombres capitales que constituyen el legado ruso, inmenso, a la humanidad. Y Fiodor es el rey de la baraja. De vida difícil y errática, descuidado al parecer con su arte, las páginas de este hombre nos revelan el mundo de los atormentados más peliagudos y derrotados de la gran Rusia. Funcionarios maniáticos, asesinos vociferantes, bebedores y despropósitos tísicos van pasando ante la retina sin que podamos abstraernos de su historia tragicómica y zigzagueante ni un momento y, por momentos, deseamos estar junto a las pobres gentes para ayudarles a sobrellevar la ...

HEROES DE AYER

Se negaron a aceptar el paso sin más, por eso son héroes. Sufrieron como perros y expandieron más allá de su tiempo las luces que les atormentaban, las palabras, imágenes e ideas que nacieron para quedarse. El mes de agosto es tan bueno como cualquiera para recordar y recordarlos, que han callado, que están aquí, esperando a volver a la vida en una hora cualquiera. Son los héroes del ayer y de antes del ayer y de más antes de antes del ayer, personas que trascendieron a su cuerpo y aún hoy marcan ciertas tendencias, ciertas emociones, cierta admiración, desde la tierra consumida en la que duermen. A veces coinciden con la corriente mayoritaria y a veces nadie habla de ellos. Para mí siguen potentes en su atalaya, y en ocasiones un consejo suyo vale más que el oro. Hablan para su tiempo, pero yo los recojo y los tiro en nuestro tiempo, a modo de reverencia postmoderna. No son perfectos ni santos, pero su corazón palpitante desborda su obra, cualesquiera que esta sea, que es el legado et...

BORRADO SÚBITO

El martes se encontró con la sorpresa: su hermoso piso, que tanto había costado poseer, ya no era suyo. Su marido y sus hijos eran de otra y tenían un apellido extraño y lloraron confundidos cuando intentó hacerles comprender que un par de horas antes contituían su hogar y su familia. Después de unos cuantos gritos y súplicas, fue expulsada a empujones y malos modos por el recién amnésico marido, y salió a la calle aturdida y nerviosa. Atardecía temprano y el tiempo señalaba la inminente lluvia. Pero no sabía dónde ir. Al pensar en su caso, se le ocurrió que, después de todo, no era tan malo haber borrado su huella doméstica, y empezar una nueva vida sin ataduras ni tristezas era excitante, así que lanzó un beso fugaz a sus hijos en el aire, derramó unas postreras lágrimas y se encaminó calle abajo cada vez más risueña y liviana. Al cabo de ciertos pasos empezó a borrarse su silueta aún joven y no quedó otra cosa en la acera que una sombra sin identidad, que se desvaneció en cuanto la ...

RUTINA

El señor Gil llevaba 35 años recorriendo el mismo camino de su casa al trabajo; iba andando pues apenas distaba unos minutos de paseo. Al principio, como era fumador, Gil tardaba casi exactamente un cigarrillo de distancia, con un lapso inicial para comprar el periódico; esta rutina duró 5 años, ya que tuvo que dejar el tabaco por prescripción facultativa. Al comenzar el sexto año, el camino de casa al trabajo empezó a pesarle de manera extraña, así que intentó romper la rutina cambiando de periódico, de forma de andar, de pensamientos y de actitud ante el desarrollo, pero la pesadumbre de Gil crecía sin remedio y se rindió. Decidió hacer el camino porque sí, porque era necesario y no tenía mayor misterio ni encanto posible. Abotargado y cansado, siguió los restantes años recorriendo el mismo recorrido cada vez más opaco, más gris, más deprimido, hundiéndose en la melancolía y la abulia de un tiempo sin huella. Para el señor Gil el camino era una metáfora espantosa, macabra de su traba...

LA CRISÁLIDA

En cierta mañana de un abril incierto, hacia las nueve, el vecino más circunspecto y formal del edificio abrió la pesada puerta de su pisó y gritó a pulmón suelto: -¡Ahora, instálese la locura y el caos en mi vida! Y cerró dando un portazo. A las once salió un hombre de expresión nueva, como un reverso luminoso de sí mismo. Con aquél golpe de timón anunciado a voz en grito, consiguió vivir feliz hasta su último día sobre la tierra, siempre libre y consciente. Sus vecinos le temieron y evitaron siempre, lo que no afectó a nuestro héroe en la autoestima ni rompió su hechizo personal.

ES POR AQUÍ

Amanece. La primera luz empieza a inundar el camino del valle, mostrando en su linde las plantas en esplendor de la potente primavera y crece el romero, cerca y distante. Aun lejos habla el río cuyo rumor refresca el inconstante camino. Muchos recorrieron la senda antes y sus pensamientos han quedado flotando en el aire como si hubiera un hogar perpetuo para estas palabras nunca pronunciadas. Aquí han tomado forma algunas decisiones afortunadas, porque el camino del valle proporciona a la persona las fragancias y percepciones necesarias para comprender, y los mismo árboles creadores de sombra parecen animar al alma sola a pelear contra el mundo. Así, entre desniveles y curvas y plantas que acarician la arena del camino se alcanza la aldea, triste destino para un paseo de perfección como es éste. Tantas pasos perdidos en el tiempo, tanta melancolía cuando se deja de recorrer el gran camino de la madre naturaleza y de la humildad del hombre, exactamente cuando la noche anterior ha dejado...