Una expresión típica de estos tiempos es la referida a estar tranquilo; uno espera el autobús y como no llega empieza a moverse y, si está acompañado, soltará unos cuantos sapos y culebras hasta que el acompañante, guapo o feo, hombre o mujer, como guiado por un soplo celestial, dirá: -Tranquilo, ya vendrá... ¡Como si sirviera de algo! Pero es un pie para el nervioso, medicina salvadora, pues la verdad es que tranquiliza. Uno llega al lugar de trabajo y recibe una bronca del superior o se encuentra todo patas arriba, con lo que inmediatamente comenzará a moverse en dirección ignota y a gesticular, y ya se sabe: -Tranquilo, conserva la calma... E intentas conservarla, cosa imposible por demás, pero bueno. Con todo pasa igual, un restaurante que tarda en servir o atender, una tarjeta de crédito que no pasa por el datáfono, unos zapatos que deseas y están agotados y te quedas sin ellos, una respuesta que no llega, y así siempre cada día, al menos una vez, llega a tu cabeza la frase o pala
Bienvenido. Aquí encontraras apuntes, bocetos e impresiones de una mente atropellada, y son fruto del momento en que fueron expresados. No hay verdades esenciales excepto las del instante concreto: por eso las mantengo. No te enfades si te hieren o parecen injustas pues seguramente lo sean de alguna manera. Aquí se quedan como hijos frustrados. Intenta disfrutar, el objetivo es que algunas palabras y frases te entretengan. Entra.