APUNTES PARA UNA VIDA MEJOR (DE CASI TODOS)

  He pasado el día en un Centro Comercial. Ropa al peso, comida al peso, vida al peso. Las chicas jóvenes empeñadas en mostrar sus cuerpos, su piel, su trasero como en un mercado, vestidas igual unas a otras en extraña falta de elegancia. No hay estilo. Los chicos parecen pandilleros sin objetivos y van peor vestidos que ellas. Todos de marca, eso sí; ropa sin lustre pero con logos por todas partes. En todas las edades vulgaridad sin complejos: uniformes en la fealdad del estilismo. Quizá algún despistado con atuendo de toda la vida y bien conjuntado en los colores. Lo peor es la profunda sensación de decadencia humana y de debilidad social. No hay con qué construir el futuro si esto es reflejo del estado siniestro de nuestra sociedad. Uno acaba agotado de tanta y tan gruesa fealdad. Un horrible desencanto y un presagio del futuro sin grandeza. El mundo ha cambiado y se desvanece. sin remedio. Por eso votan a quien les va a terminar de deshumanizar y se visten como ciegos sin rechistar

  Para educar a tus hijos necesitas poder de convicción, talento y suerte. Y eso es todo tu bagaje para que crezcan limpios de mente y sanos en raciocinio, para que sean personas buenas. Para evitar un desarrollo de perfección, ellos tienen todo el dinero del mundo para machacar conciencias y pudrir voluntades en todos los rincones, y todo el tiempo del mundo. Es lucha desigual pero merece la pena. Merece la pena.

  ¿Hablas en nombre de Dios o del Demonio?

  Sigo viéndolo aunque apague la luz. Es curioso.

  El dinero no limpia conciencias.

  Pues menuda pregunta. Para poner a caldo personalmente a quien se lo merece, para eso. Los profesionales están muy bien en su atalaya, pero lo que hace uno mismo refleja con precisión el núcleo preciso de la indignación que requiere respuesta y con las palabras exactas y queridas (sic) que elegiría para satisfacerse. Nadie puede dar en la diana mejor, ¿entiendes?... (Sobre Twitter y otras redes donde desfogarse sin florituras literarias).

  ¡Qué pequeño y sucio está quedando nuestro tiempo! Son años estériles.

  Habitaciones que nunca se pisan, estancias ignoradas a las que nos cuesta entrar. Y encajonado sin aire el pensamiento sufre; no sabemos su naturaleza, aunque sí que no son oscuras ni necesariamente amenazantes. Y jamás se asoma el alma, ni siquiera por curiosidad o imprudencia o ganas de expandirse.  Ellas nos esperan quizá, quizá no, quién sabe. Nadie lo sabe, en realidad.

  Hay veces que me despisto y me voy por Babia, entrando en parajes peligrosos e inciertos donde se duda si pisar y existe el riesgo  de no regresar al sitio debido.  Pero conozco el camino que me devuelve a donde debo estar para asaltar mil y una veces la fortaleza de Dios, que es la principal meta a la que aspiro. Y espero que Dios lo vea y sonría permitiendo a este pequeño y perdido ser tiempo para cumplir. Y, si está de humor, echarme un cable para que olvide Babia y sus inquietante atracción, que mis manos carecen de importancia.

  ¡Cómo me gustaría limpiar hoy mismo mi estela vital, dejarla atrás, liberarla y empezar de nuevo!

  Tan difícil es vivir como luchar contra la muerte que viene a uno señalando. Vivir como es debido, por supuesto.

  Mi familia era, en su mayoría, profundamente cristiana y de formas conservadoras, muy tradicionales. Esto, que para los despistados parece suponer un trauma insufrible aderezado por dramas posiblemente inventados, en mi caso puedo decir que no he conocido en mi vida adulta gente tan auténtica, hermosa, buena y confortable como aquellos familiares de todo pelaje que con su ejemplo enriquecieron mi vida en formación. Y todos me enseñaron, cada uno en su humilde parcela, los aspectos luminosos de la condición humana. No lo olvido y no quiero olvidarlo. Así que ningún reproche interesado ni opresión belicosa, sólo ejemplos de sencilla grandeza humana. Lo malo de mí no salió de ellos. En una familia conservadora, sí. Muy tradicional y muy cívica. Que lo sepas y anotes para que no se diga que la normalidad hace sufrir, que es necesario el monstruo insatisfecho. Gente fuerte y completa que educaba con su ejemplo luminoso sin angustias autocomplacientes, sólo luz que calienta. Todos particip

  Si no hay libertad fuera de tus normas, ¿cómo te atreves a hablar de democracia? Aquí no te molestes en venir, aquí no hay espacio para el monólogo retorcido. No me gustas ni me gusta tu proceder, vete.

  ¿Somos o estamos? Difícil responder...

  Hay algo siniestro en el aire. Cuidado.

  Cuando te atiendo, creador, no quiero que me metas en la sordidez del mundo, que eso ya lo vivo cada día. Lo que necesito es que me saques de él, al menos por un tiempo, el que te dedico. Esto quizás lo has olvidado y me das lo feo, y la evasión se convierte en reflejo deprimente de lo sucio y depresivo de vivir. Y nunca salimos de la víscera radical, nunca descansamos ni esperamos otra cosa que el horror.

  Yo, en el fondo, siempre quise vivir como un personaje de Wodehouse. Pero no es el tiempo, ni el lugar, ni la época adecuada para intentarlo siquiera. Sin embargo, lo he deseado con suave intención. Un propósito feliz. Así soñando se vive mejor y se puede aspirar a la alegría: en medio del mundo de Pelham siendo Bertie sin más obligación que buscar asignaciones de tías agarradas, estiradas y centrifugadas por el espíritu gremial de los parientes adinerados, sujetos a sus riquezas tenazmente. Y pasan los años y todavía anhelo un espíritu aventurero entre apuros sin maldad ni daño verdadero. A fin de cuentas, es un objetivo tan razonable como cualquier otro.

  Resulta que hoy día todo el mundo sabe mucho más de todo que el resto. Es el problema de fomentar egos desmadrados, infantiles, imaginarios.

  ¿Dónde miraremos cuando llegue la tormenta? Mira: vienen jinetes sin nombre, palabras sin dueño. Vienen llenos de propósitos que niegan al hombre, Al alma. Tienen poder de destrucción desconocido Pero no tienen razón. Son sólo espíritus perdidos que,  Reunidos en secreto, han decretado El fin del hombre tal y como recordamos. Estamos solos y llegan Los jinetes. (Estamos solos ahora)

  Olvida la crisis personal: estamos frente a una crisis general que no espera a nadie.

  ¿La vida? Igual que siempre, pero con exceso de ideas distorsionadas en el ambiente.

  No son Hitler o Stalin porque no pueden serlo ni tienen la capacidad de serlo. Sencillamente. Pero les alimenta el mismo afán destructivo que condena sociedades enteras. Tienen el gen.

  Conviene recordar, cuando vienen difíciles, que somos hombres y no animales. Que pensamos y guardamos los logros que nos dieron a conservar. Y conviene asimismo comprender que gravitan y conspiran personas que nos contemplan como carne viva, como animales, y actúan en consecuencia. Lo primero, la libertad hasta el martirio si es preciso. Todo lo demás viene por añadidura, incluyendo el derecho a defenderse como hombres. Vienen tiempos oscuros y habrá que arriesgar el cuerpo para salvar el alma. Ya están aquí, de hecho. No perdáis vuestra dignidad, hermanos.

  ¿Me llamas? No he terminado...

 Bajo el griterío y la histeria no hay nada excepto frustración y malestar. Todos los días aumenta sin remedio.

  Cuando los cerebros se atrofian, las personas se pudren y las sociedades colapsan. Siempre.

  Año 2023.  Lo raro es ser normal.  Lo normal es ser absurdo.