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Mostrando entradas de febrero, 2021

SER FELIZ EN EL DESIERTO

  España es una cleptocracia casi modélica con apariencia de monarquía parlamentaria, de tal forma que cuando nos convocan a urnas lo que votamos es el grado de latrocinio que deseamos sufrir. De igual manera que se elige un color de jersey en la tienda sabiendo, por ejemplo, que el rojo destiñe más y el blanco saca más pelotillas, el votante de derechas sabe que le van a robar quizá menos y la presión al pensamiento es relajada, el votante de izquierda asume ser masivamente desvalijado y, de propina, sufre un bombardeo sobre su mente por cosas que al final le importan un pimiento. Y nada más sencillo que esta estructura social, fácil de mantener y extraordinariamente lucrativa para hordas de profesionales que viven a costa de la sangre y los sacrificios de los demás, los que pagan tributos no una vez ni dos, sino siete u ocho veces por el mismo concepto. Los que pueden se escapan a Andorra y más allá, y los que no sostienen a costa de su propio bienestar el sistema.   Y es maravilloso

BUSCANDO AGUJAS

"Lo que pasa es que vivimos aquí" (Centauros del desierto) Si uno se fija bien (y si no, también), el fascismo y el nazismo como ideologías capaces de dominar sociedades y territorios no existen hace decenios, son insignificantes en términos absolutos. Pero hete aquí que comunistas y socialistas y demás morrallas humanoides tienen un filón agitando alertas antifascistas arriba y abajo para entretener al personal que está ayuno de enemigos y necesita algo a qué aferrarse. Si uno, además de fijarse bien, piensa un poco lo que esta gente entiende por fascista, llegará a la conclusión de que fascistas son todos los que no son de izquierda, ni nacionalistas, ni separatistas, ni terroristas de distinto pelaje, sino cualquier persona normal y corriente que no se dedica a parasitar el medio en que se desenvuelve: ése es el fascista para los alertadores del peligro. Un fascista como tal es casi imposible detectarlo, es tan raro como encontrarse en la Gran Vía un punkarra que tanto abu

LAS PARADOJAS DEL DOMINGO

 Resulta que un hombre pequeño lleva un país gigante y nadie se sorprende. Es así desde hace tiempo. Qué paradoja estar a merced de una situación trágica (si no grotesca) cuando es difícil de por sí sacar la cabeza en la esfera cotidiana. El hundimiento resignado, cualquier cosa vale con tal de no perder la esperanza.  Hoy he visto a un hombre gigantesco paseando a un perrito minúsculo. Es un mundo chocante, sin reglas. De esto sí me he sorprendido, seguramente porque tiene su lógica, y no está enturbiado por las ideologías que convierten la vida en un juego viciado, incapaz de salirse de las reglas sentimentales de ideas prestadas sin tener claro cuáles son las ideas y cómo nos afectan al llevarlas a lo cotidiano. Si no me crees, mira los resultados de las elecciones de hoy y comprobarás que no hay paradojas posibles en el afán humano de la gestión pública. Mira lo que han hecho tus representantes mira lo que han hecho las gentes que deben decidir por todos. Somos cadáveres en busca d

SOBRE ANORMALES

¡Han cantado línea! La cordura nos enseña que si uno habla como un anormal, tiene aspecto de anormal y se comporta como un anormal estándar, entonces nos encontramos ante un anormal. Si este anormal -llamémoslo, por decir algo al azar, Risitas- ocupa un puesto en el escalafón 600 peldaños sociales más elevado del que corresponde, entonces hay una anormalidad en la sociedad; si ocupa el sillón de vicepresidente y encima no es capaz siquiera de arreglarse los dientes para disimular su aspecto de jardinero okupa la anormalidad pasa a ser de Estado. Añádase un festival de tonterías saliendo por la pútrida boca sin consecuencias reales en forma de patada a la estratosfera, y la anormalidad es definitivamente democrática. Por tanto, incluso cuando no se equivoca es persona altamente disfuncional, un error imposible de disimular incluso en un gobierno que parece el casting de Los Autos Locos, esos maravillosos dibujos animados de Hanna-Barbera, presidido, cómo no, por Penélope Glamour. El per

LA ÚLTIMA REVOLUCIÓN

 Terminado el ciclo de la historia queda una revolución pendiente, la única que jamás ha sucedido. Llegará la revolución de las personas normales y corrientes, que son las que sin saberlo han sostenido todas las sociedades y, sin desearlo, han sufrido persecución e injusticia permanente. La revolución definitiva para la libertad verdadera. Viene un nuevo mundo que necesariamente va a excluir a las élites políticas y legislativas, porque ni una sola de las víctimas abandonadas cuando no directamente asesinadas por la miseria, incapacidad y egoísmo sin límites del opresor va a quedar impune. Un mundo donde el robo, las mentiras, la violencia y la corrupción serán combatidas hasta el final y en todos los estratos.  Un mundo donde se exigirá la justificación de cada euro prestado al bien común, sin abusos. Un mundo donde las personas no serán cautivas de otros intereses que los suyos. Un mundo de iguales donde una persona pueda desafiar y destruir al poder si tiene razón. Un mundo al imper

THE GATES OF DELIRIUM

Está uno tan a gusto en sus cosas, dándole vueltas a la manera de salir de los agujeros de la nueva anormalidad cuando recibe una nueva lección del salvador del mundo y sus alrededores. Este hombre, de profesión filántropo y de vocación medieval, después de avisar de la pandemia sin haber hecho nada para evitarla, ahora previene del bioterrorismo (a buenas horas) y del coñazo, sublime, del cambio climático, ese efecto devastador que siempre pasa al futuro a pesar de los augurios. Ahora es el 2060.  La propuesta que subyace en la mente del bicharraco es, sin duda, la vuelta a la Edad Media sin pasar por la casilla de salida. Vamos con todo, Bill. Lo que tú quieres es convertirte en el señor feudal y nos propones que seamos tus siervos de la gleba, porque al revés ni lo contemplas, no te jode el Bill.  Mi propuesta (yo también tengo opiniones sobre todo, no te vayas a pensar, aunque sean todavía más inconsistentes que las tuyas) es la siguiente para tu solaz y deleite: Cierra una de esas

LA HORA

Viene la hora suprema todos callan, esperan, la sala se agrieta. Nadie habla, el día termina, las nubes agitan aire fugitivo, todos callan. El alma, sencilla, termina, todos callan, la luz cambia. Inhala, exhala, inhala... exhala... Inhala. Exhala... Las nubes acogen el alma liberada. Y todos guardan silencio en la hora breve.

TODAS LAS VÍCTIMAS, TODOS LOS DRAMAS

No tengo formación ni manejo datos empíricos que sustenten lo que voy a defender aquí, pero tengo conciencia, sentido analítico y una historia detrás que me permite desarrollar una opinión meditada, errónea o acertada, pero meditada. Es sincera, y eso ya es mucho en este mundo de máscaras y encubrimientos. Somos hijos de la pandemia y debido a una serie de factores entre calamitosos y sorprendentes, el mundo se ha desplomado. Es probable que las raíces de nuestra debilidad estuvieran arraigadas desde tiempo atrás, lo cual es irrelevante ya. Las decisiones tomadas para atajar el mal han sido tremendamente dañinas y definitivamente desastrosas para la sociedad y el tejido empresarial. Casi ha pasado un año y en realidad la curva de contagios y muertos no desciende significativamente. Podría pensarse que faltan años para volver a pisar las calles con normalidad y, por lo tanto, recuperar el dinamismo económico en el aspecto primordial de la comunicación directa, persona a persona. Las emp

OMNIDIRECCIONAL, AÑO UNO: CONJURA DE LA PANDEMIA CONJURADA

  El lío es que no se sabe si esto es una conspiración o una pandemia, o si estamos en el principio de la conspiración de la pandemia o al revés. Y la cabeza estalla onmidireccional manchando las paredes del salón donde vegetamos prisioneros. Fieles al signo de los tiempos, el personal aúlla en redes y se revoluciona soltando soflamas acerca de una revolución que de hecho ya sienten completada; digamos que hoy día uno se conforma con amenazar hilando frases heroicas sobre el levantamiento popular sacadas de trocitos de películas o de antiguos libros, y con eso deja clara su postura. A lo mejor esperan el desplome también virtual de los gobiernos y los liberticidas en una especie de lucha virtual sin demasiada sangre, como una comida hervida, sin sal y sin sabor. Indignación virtual. Llevamos un año así, empero; cocinando sano y sin sabor verdadero, acartonados en una realidad pesadillesca y televiviendo, telerrevolucionándonos. Como una serie barata pero opresiva. Un sueño producido po

EL GRAN RESETEO DE DAVOS

  El foro de Davos anuncia el gran reseteo del mundo. Acojona pensar a qué se refieren. Las tecnológicas deciden qué se dice y quién. Preocupa. Llevan tiempo hablando de la nueva normalidad y tenemos a la población semiencerrada desde hace un año. Si no fuera porque el ser humano es por naturaleza un caos podría decirse que algo se cuece a nivel global, algo definitivo y con visos de estar en marcha. Acojona, repito, al menos a mí. En 2030 no tendrás nada y serás feliz, proclaman. ¿Se han puesto manos a la obra en serio? ¿Quién morirá en el proceso? Es cierto que el mundo desarrollado estaba últimamente herido, no por su evidente eficacia, sino por un proceso autodestructivo fruto de su propio éxito, como un agotamiento mental de la fórmula, y por eso mismo es posible que la conspiración nazca del propio sistema y más concretamente de los personajes destacados que han triunfado en él. Se habla de Gates, Bezos y otros como cerebros de esta especie de socialismo capitalista, una especi

LA ESTANCIA DEL PADRE

La habitación era pequeña. Había una cama, una mesilla y una silla donde dejar la ropa doblada. Sobre la mesilla un marco con la foto de una mujer joven sonriente, a blanco y negro, antigua. Una mujer joven. Siempre había un libro que cambiaba cada semana, más o menos. Un ventanuco filtraba cierta luz.  No era un lugar lujoso, pero estaba limpio y cuidado. Un cuarto olvidado. Nunca vi a mi padre en esa habitación, pero es el lugar que recuerdo cuando pienso en él, quizá porque era el lugar más inapropiado para un hombre como aquél, que parecía necesitar espacios gigantescos para brillar, y ciertamente era un hombre expansivo, muy peculiar. En los últimos años, me dijeron, dormía casi todas las noches en esa estancia, asido a la foto de mi madre. De hecho, murió en ella una mañana fría de febrero mientras yo estaba al otro lado del mundo. Unos meses después de su muerte visité la habitación, en víspera de marcharme a otro país a trabajar. Fue durante el calor de agosto. Hice una foto y