Durante mi juventud soñé con marcharme a Australia, que mi imaginación presentaba como el último reducto del mundo virgen. A veces se me quedaba la imaginación ensimismada pensando en toda esa tierra semideshabitada, los desiertos y las selvas diferentes en todo al resto, y así muchas horas pasé creando un mito mientras alrededor se movía mi triste ciudad castellana de hombres cansados. Allá lejos los hombres de rasgos curtidos y arbóreos hablaban un inglés mascado lleno de expresiones personales y las mujeres rubias de aspecto de palo bebían la misma bebida que los borrachos del lejano oeste americano. Allí, en escenarios cortados a hachazos, podía coger uno un Jeep astroso y recorrer durante semanas carreteras perdidas sin atisbar una sola alma hasta que llegaba a un bar en medio de la planicie abrasada por el sol radioactivo y pedía una cerveza y entablaba conversación con los demás perdidos de los alrededores, cerca de Ayers Rock, la roca roja primigenia; y siempre eran amistosos d
Bienvenido. Aquí encontraras apuntes, bocetos e impresiones de una mente atropellada, y son fruto del momento en que fueron expresados. No hay verdades esenciales excepto las del instante concreto: por eso las mantengo. No te enfades si te hieren o parecen injustas pues seguramente lo sean de alguna manera. Aquí se quedan como hijos frustrados. Intenta disfrutar, el objetivo es que algunas palabras y frases te entretengan. Entra.